jueves, 20 de noviembre de 2008

Reflexión: Actitud Positiva en el Ser

Una ranita salió con una amiga a recorrer la ciudad, aprovechan­do los charcos que dejara una gran lluvia. Ustedes saben que las ranitas sienten una especial alegría luego de los grandes chaparrones y que esta alegría las induce a salir de sus refugios para recorrer mundo.

Al pasar frente a una finca de las afueras, se encontraron con un gran edificio que tenía las puertas abiertas. Llenas de curiosi­dad se animaron mutuamente a entrar. Era una quesería. En el centro de la gran sala había una enorme tina de leche. Un tablón permitió a ambas ranitas trepar hasta la olla grande, en su afán de ver cómo era la leche.

Pero, calculando mal el último salto, se fueron las dos de cabe­za dentro de la tina, zambulléndose en la leche. Lamentablemente pasó lo que suele pasar: Caer fue una cosa fácil; salir era el problema. Porque, desde la superficie de la leche hasta el borde del recipiente, había como dos cuartas de diferencia. Y aquí era imposible ponerse de forma vertical. El líquido no ofrecí apoyo ni para erguirse ni para saltar.

Comenzó el pataleo. Pero, luego de un rato, la amiga se dio por vencida. Constató que todos sus esfuerzos eran inútiles y se tiró al fondo. Lo último que se le escuchó fue: "Glu-glu-glu", que es lo que suelen decir los que se dan por vencidos.

Nuestra ranita, en cambio no se rindió. Se dijo a sí misma que, mientras viviera, seguiría pataleando. Y pataleó, pataleó y pataleo. Tanta energía y constancia puso en su esfuerzo que. finalmente, logró solidificar la nata que había en la leche y, parándose sobre el pan de mantequilla, puso un pie y saltó hacia fuera.
María Inés Cásala. Publicado en Dialogo 57

No hay comentarios:

Publicar un comentario